La primera hora del 28 de julio de 2019 sorprende a Caracas inundada de música y de luces. Hay ambiente de fiesta en la Ciudad que hace tres días cumplió 452 años y a lo lejos se sienten las tradicionales explosiones de las celebraciones familiares. Felicidades mi Comandante, se escucha gritar a la misma hora en muchas partes.
Hace 58 años, cuando Fidel inscribió en la historia de Naciones Unidas su famosa frase: “Cese la filosofía del despojo y cesará la filosofía de la guerra”, no habían cumplido el primer año de vida ni el actual Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ni el líder boliviano Evo Morales. Casi seis décadas después, los dos líderes latinoamericanos, salidos de las humildes entrañas de sus respectivos pueblos, trajeron de vuelta el espíritu de aquel treintañero rebelde que cambió la historia americana.
“Se nos fue Fidel, ¿qué vamos a hacer sin él?”, me escribe Graciela Ramírez, la entrañable amiga argentina española que conocí en Madrid en 1992, a la cabeza de un grupo de exiliados latinoamericanos que arroparon a los cubanos en la Cumbre Iberoamericana de aquel año de euforias neoliberales en América Latina
Una escueta nota anuncia que ha muerto Ramón Castro Ruz y un pesar se instala en el alma nacional. Los que pueden y tienen cómo, escriben al pie del obituario de los diarios digitales, el consuelo que quisieran dar.
No puedo imaginar felicidad mayor que la que me estremeció de lágrimas emocionadas, al oír a nuestro General Presidente decir que el “volverán” de Fidel se había cumplido, que anoche habló telefónicamente con Obama y acordaron restablecer las relaciones diplomáticas; que falta derrotar totalmente al bloqueo, pero que habrá cooperación mutua y se reafirma la voluntad de hablar de todos los temas para remover los obstáculos que quedan para convivir normalmente por encima de las esenciales diferencias
Raúl Castro – Presidente reelecto con el 100 por ciento de los votos del nuevo parlamento cubano- calificó como “definitorio en la configuración de la dirección futura del país mediante la transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de los principales cargos”.
Llegó, junto a su compañera, la Procuradora de Venezuela, Cilia Flores. Ella con un sencillo atuendo deportivo, como quien viene de caminar por esa maravilla para los andantes que es el oeste de la capital cubana. Él, con una fresca combinación, mitad camisa, mitad guayabera, medio verde, medio azul, con pantalón de caqui oscuro y mocasines anchos de usarse.